"Aprender y adaptarse a las adversidades"

     

    


    Volver a empezar una nueva vida y adaptarse a los cambios que generalmente se nos presentan, es una etapa a veces dura y a veces suave, todo depende de como lo afrontemos, como manejar las situaciones, si estamos bien todo saldrá bien, pero si estamos mal todo lo veremos mal, lo que nos sucede en este punto es que la situación sale o se muestra como nuestros sentimientos lo permite  y es que nuestra vida trata de que todo gire entorno a esas emociones.

  Si hay algo que caracteriza al ser humano, es su capacidad para adaptarse a situaciones muy variadas. Podemos comprobar hasta qué punto somos capaces de reponernos tras haber pasado por situaciones muy duras, ante las cuales cualquiera diría que no estábamos preparados para sobrellevar tal situación.

Pero por una vía u otra, existen formas de afrontar la adversidad y regresar a la estabilidad emocional. En este sentido, un concepto clave para entender esto es la resiliencia, palabra muy vinculada a los procesos de psicoterapia y salud mental en general.

    Michael Rutter neurólogo y pediatra, en 1972 acuñó el concepto de resiliencia; según él:

la resiliencia se entiende como la variación individual en la forma en la que las personas responden a los riesgos a lo largo del tiempo

    La resiliencia puede verse como una capacidad que, ampliada, podría incluir otras cualidades beneficiosas en las personas, tales como: esperanza, tolerancia, resistencia, adaptabilidad, recuperación o superación de contingencias, autoestima, solución de problemas, toma de decisiones, y ecuanimidad ante presiones considerables.

    Las personas que tienen esta habilidad, poseen una opinión de sí mismas que influye en sus conductas y en las destrezas que desarrollan. Esto a su vez tiene influencia en la valoración de sí mismas, con lo cual se produce un proceso dinámico continuo de retroalimentación, es decir, valoran sus propios recursos, actúan de una forma competente y esto les refuerza su opinión de sí mismas.

    Algunas personas parecen traer desde su nacimiento cierta capacidad de tolerancia a las frustraciones, a las dificultades o las enfermedades. Sin embargo no es una habilidad que nace con la persona como algo especial, sino que todos podemos llegar a desarrollar dicha capacidad.

    Cada persona afronta de distinta forma la adversidad y el estrés, pero una infancia infeliz no determina la desgracia para el resto de la vida. Sin embargo, el hecho de tener la capacidad de enfrentarse a las adversidades de forma madura y competente tampoco significa estar libre de conflictos, sino simplemente de tener la habilidad para resolver los problemas a medida que aparecen.  Con el tiempo esta actitud se va optimizando y mejorando.

    Todos utilizamos diversas estrategias de enfrentamiento, ante las situaciones de estrés que nos produce un conflicto, pero algunas de ellas son factores de protección de las personas resilientes.

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