Falta de comunicación en el sexo


Nosotras las mujeres pensamos que los hombres son brujos y adivinaran todas nuestras fantasías sexuales y si no lo hacen nos enojamos con ellos y los catalogamos como "malos en la cama o en general". 

Es por ellos que, MARIAN FRÍAS, PSICÓLOGA Y SEXÓLOGA; establece que las mujeres no suelen expresar cómo quieren ser estimuladas, dando por hecho que el hombre que no lo hace adecuadamente es porque no se esfuerza, no sabe o es “malo en la cama”. La terapeuta sexual advierte: “Para disfrutar del sexo debemos tener presente que cada uno encuentra placer de una forma diferente. Debemos esperar menos de la otra persona y aprender a comunicarnos de forma asertiva, para que la pareja sepa qué queremos, evitando así que haya malentendidos”.

La falta de conexión que se genera al no pedir las claras, lo que nos excita, hace que muchos encuentros sexuales acaben en desastre, debilitando nuestro autoestima, e incluso provocando que perdamos las ganas y el deseo. 

Para evitar llegar a este extremo, Marian Frías, psicóloga y sexóloga, recomienda: “Adoptar una actitud abierta, remangarse, y ponerse manos a la obra para mantener viva la chispa de la pasión”.

El encuentro íntimo con alguien es un escenario de absoluta vulnerabilidad. La sexóloga explica: “Durante el sexo las palabras adquieren mucho poder: una frase puede llevarnos a la excitación en un minuto o sacarnos de la situación con la misma rapidez”. Por otro lado, en la cama nos mostramos desinhibidos y es importante tener en cuenta que no debemos bromear fuera de ella sobre cosas que pasaron dentro: hacerlo puede avergonzarnos o coartarnos en futuros encuentros. Meter prisas o juzgar lo que el otro hace, son otras de las cosas prohibidas durante el sexo. Frases cómo "¡¿ya vas a terminar?!", pueden romper la magia e incomodar mucho. Preguntar reiteradamente si algo está gustando también puede desconcentrarnos, y no hace falta poner en palabras cosas que se expresan de forma evidente con el propio cuerpo. Todavía más dañino puede ser comparar las cosas que hacías mejor o peor con otras personas. Si existe una máxima a tener presente en la cama es esta: “Siempre es mejor reconducir a lo que quiero, que criticar lo que no me gusta”, concluye Marian.

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